"Hay que sentir el pensamiento y pensar el sentimiento." (Miguel de Unamuno)
viernes, 20 de mayo de 2016
EL NIÑO Y LA PELOTA
El bebé en la trona se reía divertido; el padre le daba una pelota pequeñita y el niño la cogía con sus dos manitas y mirando a tu papá la tiraba al suelo. Al verla rebotar se reía a carcajadas.
El padre hacía ver que se enfadaba, recogía la pelota y se la volvía a dar a su hijito.
Y éste otra vez la lanaba al suelo, como desafiando a su papá.
Y así durante mucho rato.
El pequeño reía divertido y el padre por supuesto que tambien.
Lo hemos visto muchas veces, incluso habrá quien lo haya vivido como experiencia propia.
Dicen los entendidos que es algo muy normal pues los bebes estan experimentando lo que pueden
hacer por sí mismos de lo que no pueden hacer.
Experimentan su 'yo' .
Un yo que se deferencia del de su padre, ese ser que para un niño es casi como un dios.
El padre lo sabe todo, lo puede todo y lo ve todo.
Pero aun así, el bebé quiere ser saber qué pasa con la pelota, quiere probar su poder.
No es que quiera desafiar malévolamente a su padre. El bebé no sabría hacerlo, el bebé se divierte, es
un acto espontáneo, de complicidad con el padre. Los dos se lo pasan bien, los dos se abren el uno al otro.
Si el padre se enfadara, o si el padre no le dejara tirar la pelota al suelo, le estaría negando la experiencia de la busqueda de su 'yo' de su autoafirmación, su personalidad.
Le estaría comunicando, sin querer, que no le está permitido esa complicidad o ese juego de poder.
Le resta la libertad de autodefinirse.
"No hagas esto. No te lo permito. No puedes. No sabes".
Normalmente eso no lo dicen los padres, sino que dejan al hijo que vaya descubriendo el mundo por sí mismo. Sólo estaran allí por si hay algun problema peligroso y muy serio que el niño no pueda superar en solitario.
Pero esa actitud de "No hagas eso. No te lo permito. No puedes. No sabes", no es exclusivo de los progenitores. Hay instituciones que se rigen por esa idea.
La organizacion de los Testigos de Jehová hace justo eso mismo: evita que sus adeptos experimenten su propio 'yo', su personalidad, su idiosincracia. Les quita el poder que cada ser humano tiene de desarrollarse libremente.
El bebé necesita de ese juego para desarrollarse y madurar, el saber hasta dónde puede llegar, sus límites.
La JW. no deja que el testigo se desarrolle en libertad. Y no sólo eso sino que le impone límites que ahogan su personalidad. Y ese adepto acaba por no saber pensar por si mismo, ni sabe de su potencial ni sabe siquiera si puede tener esa complicidad con Dios.
"No puedes. No sabes. No debes"...toman esas palabras como si fuera Dios mismo que se las dijera.
Y Dios, como Padre que entiende y sabe cómo funciona la mente de las persnas, no diría nada de eso.
Al contrario.
Dios quiere que experimentemos, que descubramos la vida, nuestro poder, nuestra personalidad.
Dios espera jugar con nosotros a ese juego divertido y emocionante que es el ir descubriendo la vida.
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Muy buena reflexión ,Buenosdias. Saludos¡¡¡
ResponderEliminarinteresante.Gracias por el aporte de esta entrada.Es comun ver s muchos preguntar a "los mas experimentados" para sin pueden o no hacer algo.Hay una dependencia que se lleva y arrastra.El mismo cuerpo gobernante se ha erigido y levantado como quienes toman las decisiones ante la "infantilidad" del testigo comun.Bien lo registro R. Franz en sus escritos.La dichosa "madurez espiritual cristiana" no es alcanzada por muchos.
ResponderEliminarDios! Dios! Dios!. Dios por aqui, Dios por allá y Dios más allá... ¿Hasta cuando aprenderemos a vivir sin cuentos?.
ResponderEliminarUstedes pues tienen que orar así: "Padre nuestro que estás en mi mente, Santificado sea el nombre con el que yo te he bautizado, Venga a nosotros tu reino que yo me he inventado, Hágase tu voluntad que es la mía en la tierra y en el cielo, Danos el pan de cada día mientras yo luche por tenerlo, Perdona nuestras ofensas para no tener remordimiento de conciencia al seguir practicandolas, No nos dejes caer en tentación producto de mis más bajos instintos humanos, Y líbranos del mal que no son otra cosa que mis propios miedos"...
Ahí ta la oración descifrada...
La infantilidad es muy difícil de quitarla... a veces nunca!.
Añado esto: ¿Cuándo nos haremos adultos? El humano debe madurar y darse cuenta que debe independizarse de "DIOS", para los que creen eso les parecerá una blasfemia, pero cuando nos ponemos a pensar por nosotros mismos, nos damos cuenta que si existiera un Dios como nos venden las religiones, êl ya nos habría proclamado mayor de edad. El humano debe madurar y como cualquier hijo hacer su propio camino. Esa dependencia de las instituciones religiosas, incluso de Dios ,ni es sana ni nos permite seguir un buen camino. Y lo demuestra el hecho d e que habiendo tantas religiones, miremos como está el mundo. ¿Qué promueven entonces?
ResponderEliminarSAludos para todos¡¡¡ Sat- nam