martes, 28 de noviembre de 2017

EL PODER DE LAS PALABRAS









Decía un filosofo que vivimos en una sociedad liquida; y como tal nada nos contiene. Estamos desparramados, sin profundidad. La información cambia cada dia, para no decir cada hora. Y parece que necesitamos estar todo el tiempo conectados para no perdernos nada.
Pero eso no es estar informado.  Eso son sólo noticias.

Sin profundidad podríamos pensar que no corremos ningun riesgo de 'ahogarnos', pero no es cierto.
De hecho no sabemos nada, apenas la opinion del que lee las noticias. Y eso es peligroso.

Las palabras sólo tienen un sentido, y algunas de ellas son potencialmente peligrosas.
Por ejemplo al Papa se le ha aconsejado que no pronuncie la palabra rohingya porque el gobierno de Birmania considera que no tienen porqué existir. Y si no se les llama por su nombre, por su etnia es como que no existen.

El dar un nombre a las cosas las define, nos da una vision de lo que es, y deja de ser algo desconocido sin forma para convertirse en algo que podemos manejar.  Una palabra encapsula una idea. La reduce o la libera; pero siempre necesita una palabra que la defina.

Y si la palabra no se usa, deja de ser esa arma poderosa.

Y no sólo es la palabra rohingya, que al no nombrarse parece que desaparezcan del mapa.
Hay muchisimas más.
Y otras a las que les cambian el sentido que tuvieron primero.

Ahora todos son nazis, menos los de la extrema derecha...
No hay presos politicos sino politicos presos...
Los que se manifiestan son provocadores tumultuosos...

Y lo normal...es anormal. Claro que habría que definir qué es normal; porque para una persona fanática, lo anormal sería una persona de mente abierta.

La verdad es que para encajar en la 'norma' de, por ejemplo las personas que son intransigentes, fanáticas, violentas, ladrones, corruptos, prefiero ser una persona anormal.

Si no encajo dentro de esa sociedad que no deja hablar con libertad, que cambia el sentido de las palabras, que no quiere que se diga según qué palabras, o que le teme a un lazo amarillo, pues oye...
bienvenida la anormalidad.

Y esa anormalidad les hace daño porque los deja sin argumentos, los deja desnudos, en evidencia.
Pero no se rinden, y ahí es donde debemos estar muy alertas, porque esa gente es la que tiene el poder, no de la palabra, sino de los medios.
El poder de la comunicación, el poder de la noticia, de exagerar lo que les conviene y de esconder lo que no les conviene.

Y ahí viene la television, la prensa, internet, la radio....Todo eso se ha convertido en noticias liquidas, sin ninguna base de verdad: pos-verdad la llaman.

Da lo mismo que sea mentira porque con las palabras adecuadamente cambiadas o calladas parecerá una verdad. Su verdad.

Y todos nosotros, beberemos de ese liquido que ha ido recogiendo basura por donde ha pasado.

Estamos bebiendo basura.
Su basura.
Y dentro de unos años los que ahora son unos impresentables, carroñeros, corruptos, ladrones seran los que nos salvaron.

Triste final para unas palabras tan hermosas como Justicia, Libertad.







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