lunes, 24 de julio de 2017

Y FUI A VER LAS ESTRELLAS...








Fue una experiencia extraordinaria; aunque la verdad esperaba algo como una experiencia mistica, o experiencia cumbre.
No fue así y en principio eso me desconcertó.
Deseaba tanto ese encuentro...que quería fuera especial. Y lo fue, pero no como lo habia deseado.

He estado analizando el sentimiento que me embargó; soy una persona que por desgracia tiendo muchisimo a analizarme. No me basta con sentir, sino que a ese sentir le tengo que poner un nombre, le tengo que racionalizarlo, de esa manera puedo controrarlo y superarlo si ese sentimiento es negativo.

Así que estos dias he estado pensando en qué sentí cuando me encontré, de golpe con esa maravilla que es el cielo de noche bajo la sombra del Teide..
Un cielo negrisimo, y la inmensidad del pequeño rincon que se nos da, como un gran regalo, para admirar miles y miles de estrellas.
Y digo miles porque todo lo que alcanzó mis ojos era como un manto lleno de estrellas. Todo lo abarcable estaba sembrado de estrellas. Todo. No había ningun trocito de cielo que no estuviese lleno de estrellas.
Impresionante.
No hay palabras, hay que verlo. Y experimentarlo.


¿Y qué experimenté yo?.
Me he dado cuenta apena hace unos dias...
Por fin le he puesto palabras al sentimiento. Me he estado analizando, me he hecho preguntas, he vuelto a ver el firmamento...una y otra vez, en mi imaginacion, buscando qué nombre racional ponerle a ese sentimiento.Y por fin lo he encontrado.


Me sentí acompañada.


Acompañada.


No por un dios...no. Me sentí acompañada por 'algo' igual a mí. Y es extraño que ese igual a mi sean las estrellas. O quizás no es tan extraño puesto que estamos, todos, hechos de polvo de estrellas.

Sí, me sentí acompañada.

Porque no se trata de no sentirse solo o sola. Eso no.
Porque una persona puede no sentirse sola con estar con un vecino o un pariente o unos amigos.
Y no fue eso.


Sentirse acompañada es algo diferente. Es más. Mucho más.


Porque quien nos acompaña es ese 'algo' que es afín a nosotros, que de alguna manera estamos en conexion. Como que respiramos al mismo ritmo, que sentimos lo mismo, que estamos hechos del mismo material pero sin embargo somos distintos. Que tenemos el mismo origen, que somos hermanos.


Y no me mira, y no me observa, ni me juzga, ni me condena...y quizás ni siquiera me ama.
Pero me acompaña.


No fue un descubrimiento, ni un sentimiento, fue un encuentro de afinidades, como si volviera a ver a alguien despues de muchisimos años sin saber de él.
 
No sé qué hay ahí arriba, sólo sé que me hizo sentir en paz. 
Y sé que me espera para seguir acompañandome.



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